Los aditivos se añaden a los lubricantes para crear o mejorar ciertas propiedades. Se trata, por ejemplo, de la protección contra el desgaste (AW = antidesgaste) o de las propiedades de carga (EP = presión extrema), los efectos de la adhesión, la protección contra la corrosión, la estabilidad de la oxidación y las propiedades a baja y alta temperatura.